Dulce comienzo, es como reconozco ese sonido que me envuelve en el caminar, caminar cansado, lento, afligido...
Ellas me ayudan a seguir a delante, sin mirar atrás, ellas hacen que el camino sea mas llevadero, menos frió, ellas me ayudan a llegar al final.
Con sus cantos hacia la esperanza, sus notas libres de pensamiento, notas cristianas, notas de lucha, esperanza hacia la vida de todos nosotros.
Sus primeras notas me dan fuerza a no caer rendido, me suben la autoestima de seguir tocando el tambor, no parar, no podemos parar, hay que llevar a Jesús a casa. Donde ahí le guarda el padre.
Prosigue la canción, me brillan los ojos, el caminar del Nazareno, su reflejo en las fachadas, la tenue luz de la noche me hacen vivir un momento único. Mi corazón vibra de forma diferente, se fuerte, estas ayudando ha hacer camino, camino de lucha.
Me dan ganas de llorar, lloro de alegría, de fuerza, porque estamos a menos metros de la vida nueva y eterna salvación.
Las notas cambian, fuerte a flojo, suaves a duras, paso de retranqueo, el baile de los pasos cuando se miran, me hacen fuerte, tengo ganas de verle al Nazareno la cara, sentir que ve a su Madre delante.
Notas de vida, cuando la vida se hace de momentos, momentos llenos de notas.
Comienza el solo, baile mas sentido, -vamos costaleros que hay que bailarlo como se merece-, el joven cofrade con sus notas hace el momento único dentro de la procesión, todos en silencio, casi noto mi corazón llorar, vibrar, sentir...no lo puedo explicar.
Poco a poco, segundo tras segundo va terminando el solo, y las cornetas se van uniendo a la lucha final del solista, que con su bello repiqueteo prosigue el camino.
La canción esta acabando, pero el camino sigue, sigue con mas fuerza …
… gracias cornetas.