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miércoles, 27 de julio de 2011

Mi dia especial

Suenan las campanas y mi corazón se sincroniza con ellas porque ha llegado el día, ha llegado el momento…

Vuelvo a comprobar una vez más que lo llevo todo, los guantes… el traje bien puesto… y la medalla recta.
Los nervios ya están a flor de piel, la emoción y el sentimiento se desbordan ha llegado la hora.
La alegría es infinita y mis dos jóvenes acompañantes se contagian de ella, pero los nervios no pueden conducirnos a la locura. Aunque nuestro encuentro sea alegre se necesita de un orden y una seriedad.
No obstante y aun con el sentimiento contenido hay que mantenerse firmes… estamos camino de la Iglesia de San Francisco.

Los tambores ya han sonado hace pocos minutos y ahora solo quedan sus miradas, sus sonrisas y su emoción porque ya ha llegado lo que tantos llevamos esperando durante un año.

Los saludos son breves y emotivos pero no hay tiempo que perder, hay que ponerlo todo a punto. Tomar posiciones, colocándose cada uno en su lugar para que cuando él salga todos podamos darle el recibimiento que se merece.
Miramos como cada año al cielo y este como otros tantos damos gracias porque esta noche podemos salir, porque hoy es nuestro reencuentro.

Caen las diez en el reloj y el murmullo del público congregado se mezcla con el suave repiqueteo de las baquetas. La emoción se respira en el ambiente.

Poco a poco el silencio se cierne sobre nuestra Plaza de San Francisco. Es el momento en el que comienzan a sonar los tambores: entonces aparece Él.
Mi corazón se une a ese dulce repiqueteo con tal intensidad que no puedo por menos que liberar toda la emoción acumulada durante un año. Es entonces cuando las lágrimas afloran en mi rostro, oculto ya por mi capucha.

Doy las gracias por estar aquí un año más, por poder estar al lado de quien más quiero; por haber podido disfrutar de un año de espera junto a los que están y recordando a los que se fueron. Un año que como todos ha tenido sus cosas buenas y las no tan buenas, pero por el que hay que dar las gracias porque ha habido salud y buenas esperanzas para que yo vuelva a estar aquí, en mi procesión, en mi encuentro y mi reencuentro.


Ya le ponen la cruz a este Nuestro Señor, mi querido Nazareno se pone un nuevo año en marcha, en el camino…


LORENA

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